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La carrera de Broughton lo ha convertido en uno de los compositores más versátiles de la industria, abarcando su obra no sólo películas sino también televisión, videojuegos, conciertos e, incluso, música para atracciones de parques temáticos. Es autor de algunas partituras míticas como los westerns Silverado y Tombstone, y las producciones de Steven Spielberg El Secreto de la Pirámide y Harry y los Henderson.
En este soundtrack "The boy who could fly" se destaca la composición orquestal, el minimalismo y algunos toques de la música de la década de los 80'
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