Harry Gregson Williams - Kingdom Of Heaven

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El Reino de los Cielos ha sido durante muchos meses uno de los proyectos más esperados por los fans del compositor alemán Hans Zimmer y, por supuesto, por los fans del director Ridley Scott. Pero al final el proyecto pasó a manos de Harry Gregson-Williams, lo cual no dejó de ser una gran sorpresa dada la fructífera relación profesional mantenida entre Zimmer y Scott. Fuera como fuere, uno de los compositores más prometedores de Media Ventures tenía en sus manos uno de esos trabajos que te alzan al primer nivel del panorama cinematográfico-musical si sabes aprovechar tu oportunidad, o bien te hunden si no eres capaz de estar a la altura. Como veremos a continuación, Gregson-Williams ha sabido aprovechar de manera notable esta oportunidad.
El Reino de los Cielos hace referencia a la ciudad de Jerusalén, lugar de peregrinación y devoción para cristianos y musulmanes, por lo que es también una continua fuente de conflictos entre ambos. La película nos cuenta la historia de Balian, un joven herrero que tras la muerte de su mujer y de su hijo sucederá a su recién descubierto padre como señor de unas tierras cerca de Jerusalén... y como un cruzado. A partir de este punto descubriremos una historia sobre la tolerancia, sobre el fanatismo religioso, sobre el poder y sobre la capacidad de un solo hombre para hacer mejor el mundo que le rodea. Destaca pues en la cinta de Scott el choque de culturas, la cristiana y la musulmana, en un bello contraste que tendrá su fiel reflejo en la banda sonora.
Quizás alguien se pregunte, ¿por qué Harry Gregson-Williams para sustituir a Hans Zimmer y no cualquier otro compositor de los famosos estudios de Santa Mónica?, pues por varias razones muy simples. La primera es el apoyo y la confianza que tiene Zimmer en este estupendo compositor que es Gregson-Williams. La segunda, pero no menos importante, es que Harry Gregson-Williams ha venido siendo la "mano musical" de Tony Scott (hermano de Ridley) en ya numerosas ocasiones, como la reciente (y desafortunada, musicalmente hablando) Man on Fire. Por supuesto, una tercera razón de peso es la trayectoria de Gregson-Williams los últimos años, con trabajos de gran factura como son Spy Game, Verónica Guerin o Simbad.
Por supuesto, no faltaron aficionados que se sintieron decepcionados con este cambio, mientras que otros auguraban un desastre de score, plagado de sonido electrónico y ritmos machacantes. Nada más lejos de la realidad como ahora comprobaremos. Pero antes debemos destacar una llamativa particularidad de este trabajo que no se puede apreciar en su edición discográfica pero sí en el visionado de la película. Los Temp Tracks se están convirtiendo en una auténtica pesadilla para los compositores, pues ya hemos visto en multitud de ocasiones cómo ha condicionado la posterior partitura original. Pero otras veces, como es el caso de Kingdom of Heaven, esta música temporal usada en los pases de prueba de las películas ha llegado a permanecer en el montaje final, ya sea por decisión de los productores, del director o por lo mucho que gustó al público en la prueba. Si hace poco en Miss Agente Especial 2 ocurría esto mismo, en el caso de El Reino de los Cielos encontramos extractos de hasta cuatro bandas sonoras distintas a lo largo de la cinta. A saber:
De la banda sonora de Hannibal (Hans Zimmer) encontramos el maravilloso tema "Vide Cor Meum" escrito por Patrick Cassidy en el momento de la muerte del Rey de Jerusalén, demacrado por la lepra. De hecho, curiosamente el aspecto del rey es de gran parecido al villano que quería matar a Lecter en esta otra cinta de Ridley Scott, por lo que no descartamos que todo sea un doble auto guiño.
A continuación tenemos un de los mejores temas de El Cuervo de Graeme Revell, "The Crow Descent", en una escena en la que varios Caballeros Templarios intentan matar a Balian mientras este descansa bajo una palmera entre sus pozos de agua.
Ya en el tramo final de la película encontramos un extracto de la genial banda sonora de El Guerrero Nº 13 del Maestro Jerry Goldsmith, concretamente del tema "Valhalla/Viking Victory", justo cuando Balian anima con el discurso de turno a sus hombres para que afronten la gran batalla del final de la película.
Por último, encontramos uno de los temas compuestos por Marco Beltrami para Blade 2, "Family Feud", en la última conversación que mantienen Balian y Saladino, que no diremos de qué trata exactamente para no estropear el final de la película a quien no la haya visto.
En fin, son cosas que alguien no aficionado a la música de cine no percibe, pero ese pequeño porcentaje de frikis amantes de este mundillo sí que nos damos cuenta. Incluso tiene el (d)efecto de sacarnos de la historia, al captar nuestra atención que la melodía que suena en pantalla no se corresponde con esta película. Sea como fuere, también debemos reconocer que los cuatro "préstamos" están bien utilizados, de tal forma que se adaptan bien a la escena e incluso no rompen en exceso con el score de Gregson-Williams.
Entrando ya en materia, la música de Kingdom of Heaven destaca por dos cosas principalmente: en primer lugar por el uso de las voces, verdaderas protagonistas y representantes de las dos culturas entre las que se mueve la historia. Harry Gregson-Williams utiliza unos coros de carácter religioso para el bando cristiano, alternando momento más intimistas, con otros más solemnes e incluso de acción, aunque estos últimos son los menos. Por otro lado, nos encontramos con voces de estilo árabe para el bando musulmán, basados principalmente en cánticos de marcado corte étnico para narrar las aventuras de los protagonistas en Jerusalén. Sin duda la decisión de usar estas voces para marcar el trasfondo de la película es una decisión acertada, a la par que Gregson-Williams aprovecha para demostrar su maestría en el uso de dichas voces, de tal forma que podemos comprobar que este compositor no sólo controla el terreno "electrónico sintetizado" de la música de cine, sino que demuestra también su versatilidad en otros campos.
La segunda de las características a destacar de este trabajo es la sobriedad de la música, pues salvo en el tramo final del disco (con el desarrollo del asalto musulmán a Jerusalén en pantalla) el score se mueve en un campo más intimista y alejado de la música de acción y épica que muchos podían esperar. Algunos han criticado esto aludiendo a la falta de fuerza en el trabajo de Gregson-Williams, pero es que realmente la necesidad musical de la cinta de Scott no pedía grandes temas de acción, sino esta música de estilo más secundario. De hecho, salvo un par de escenas cortas, las verdaderas escenas de acción no llegan hasta el final de la película, que es precisamente cuando más se anima la música de Harry Gregson-Williams. Debemos destacar dentro de las partes árabes del score el gran parecido de ciertos momentos con esa pequeña joya que es Black Hawk Down de Hans Zimmer. Quizás en el disco este es un dato que se perciba peor, pero sí llama más la atención durante el visionado de la cinta.
Sin duda, la mayor virtud de la música creada por Harry Gregson-Williams para Kingdom of Heaven es lo bien que queda con las imágenes. De hecho, en mi opinión, es la banda sonora uno de los mayores atractivos de la película. Por mencionar algún punto flojo de este trabajo, en su escucha aislada, la parte musical correspondiente al primer tramo de la historia puede resultar algo anodina, pese a cumplir en pantalla. Y si Gregson-Williams hubiera sido capaz de ofrecer una mayor originalidad en su partitura estaríamos hablando de un score excelente.
En definitiva, un muy buen trabajo de Gregson-Williams, que si consigue regalarnos otro score de calidad en esa gran oportunidad que será también Las Crónicas de Narnia, conseguirá asentarse como uno de los mayores valores del mundillo de las bandas sonoras cinematográficas.
Lo Mejor: Lo bien que queda la música en la película.
Lo Peor: Que alguien tenga algún tipo de prejuicio para no escuchar esta banda sonora.
El Momento: "The Battle of Kerak".

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