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Miyazaki, después de crear esa maravilla para los sentidos que fue La Princesa Mononoke, se tomó un merecido descanso y dejó las labores de dirección del Studio Ghibli al maestro Isao Takahata, creador de series tan conocidas por todos como Heidi o Marco, entre otras.
Pero parece ser que la aventura en solitario de Takahata no fue demasiado productiva, en el ámbito de critica y publico, a tenor de los pésimos resultados de su ultima película Yamada es mi vecino. Así que Miyazaki volvió a tomar las riendas en "La Desaparición de Sen y Chihiro", llamando de nuevo al magnífico Joe Hisaishi, para que se hiciese de nuevo cargo de su música, después de innumerables colaboraciones como Nausicaä, Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, etc...
La edición que voy a reseñar es un "Image Album", algo así como una edición complementaria de la oficial, donde tienen cabida canciones y temas instrumentales del compositor.
En regla general, las canciones son demasiado representativas de una cultura, en este caso la Japonesa. De ahí que la escucha sea a veces demasiada fuerte para el oído, si no lo tenemos domado ante esa cultura tan poderosamente original como es la nipona. Yo personalmente no puedo menos que soltar alguna que otra carcajada con canciones como The Great Gods, que tiene una base instrumental impresionante, con una voz femenina idónea, pero que es atrozmente mutilada por la aparición de un grotesco ser que mejor hubiese pedido le taparan la boca con cinta aislante.
Otra canción un tanto "difícil", por llamarlo de alguna manera, es Oil Sellar, cercana a los cánticos de los Indios Americanos, pero cantado en Japonés, o sea, una mezcla un tanto "peculiar".
Luego esta la típica canción de muchacha nipona de serie de televisión, "Solitude", que hace acordarme de la canción de Bulma para Bola de Dragón, la de los créditos finales.
En cuanto a la partitura de Hisaishi, ésta se encuentra más cercana a lo que hiciese en Mi Vecino Totoro, muy alejado del grado épico conseguido con la Princesa... o la magna obra creada para Arion. Destaca una vez más la maestría con que Hisaishi parece tocar un instrumento que lo es todo en una composición, el piano.
También hay momentos más "espectaculares", fuera de ese aire intimista que parece impregnar toda la obra, como es el caso de A Night comes. Con un aire decididamente siniestro, pero no demasiado cerrado, apoyado en el gran dominio que tiene del sintetizador, que hace pensar en momentos puntuales de Robot Carnival.
También destaca el magistral protagonismo del violín en Residents in the Wonderland, ya más en la línea dulce y calmada del genial Hisaishi, con ese sentimiento nostálgico que parece transportarnos a determinados momentos de La lista se Schindler de Williams. Es la pieza clave del disco, con una sección final magníficamente acompañada por un sampler clonado del Grandes esperanzas de Doyle.
En conclusión, si no fuese por esas malditas canciones estaríamos hablando de un trabajo indispensable, algo que sí es la edición oficial. El sentimiento de Hisaishi parece brotar de sus manos y extenderse en un melancólico piano que inunda todo de una nostalgia inusual en una película de animación. De nuevo Hisaishi hace magia, magia que el oído se encarga de llevar directamente al corazón.
Lo Mejor: Toda la partitura de Hisaishi, que denota una madurez en consecuencia con una evolución magistral.
Lo Peor: Las canciones, y el engendro perpetrador de las "voces de ultratumba" de The Great Gods.
El Momento: Residents in the Wonderland.
DDBSpawn
Pero parece ser que la aventura en solitario de Takahata no fue demasiado productiva, en el ámbito de critica y publico, a tenor de los pésimos resultados de su ultima película Yamada es mi vecino. Así que Miyazaki volvió a tomar las riendas en "La Desaparición de Sen y Chihiro", llamando de nuevo al magnífico Joe Hisaishi, para que se hiciese de nuevo cargo de su música, después de innumerables colaboraciones como Nausicaä, Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, etc...
La edición que voy a reseñar es un "Image Album", algo así como una edición complementaria de la oficial, donde tienen cabida canciones y temas instrumentales del compositor.
En regla general, las canciones son demasiado representativas de una cultura, en este caso la Japonesa. De ahí que la escucha sea a veces demasiada fuerte para el oído, si no lo tenemos domado ante esa cultura tan poderosamente original como es la nipona. Yo personalmente no puedo menos que soltar alguna que otra carcajada con canciones como The Great Gods, que tiene una base instrumental impresionante, con una voz femenina idónea, pero que es atrozmente mutilada por la aparición de un grotesco ser que mejor hubiese pedido le taparan la boca con cinta aislante.
Otra canción un tanto "difícil", por llamarlo de alguna manera, es Oil Sellar, cercana a los cánticos de los Indios Americanos, pero cantado en Japonés, o sea, una mezcla un tanto "peculiar".
Luego esta la típica canción de muchacha nipona de serie de televisión, "Solitude", que hace acordarme de la canción de Bulma para Bola de Dragón, la de los créditos finales.
En cuanto a la partitura de Hisaishi, ésta se encuentra más cercana a lo que hiciese en Mi Vecino Totoro, muy alejado del grado épico conseguido con la Princesa... o la magna obra creada para Arion. Destaca una vez más la maestría con que Hisaishi parece tocar un instrumento que lo es todo en una composición, el piano.
También hay momentos más "espectaculares", fuera de ese aire intimista que parece impregnar toda la obra, como es el caso de A Night comes. Con un aire decididamente siniestro, pero no demasiado cerrado, apoyado en el gran dominio que tiene del sintetizador, que hace pensar en momentos puntuales de Robot Carnival.
También destaca el magistral protagonismo del violín en Residents in the Wonderland, ya más en la línea dulce y calmada del genial Hisaishi, con ese sentimiento nostálgico que parece transportarnos a determinados momentos de La lista se Schindler de Williams. Es la pieza clave del disco, con una sección final magníficamente acompañada por un sampler clonado del Grandes esperanzas de Doyle.
En conclusión, si no fuese por esas malditas canciones estaríamos hablando de un trabajo indispensable, algo que sí es la edición oficial. El sentimiento de Hisaishi parece brotar de sus manos y extenderse en un melancólico piano que inunda todo de una nostalgia inusual en una película de animación. De nuevo Hisaishi hace magia, magia que el oído se encarga de llevar directamente al corazón.
Lo Mejor: Toda la partitura de Hisaishi, que denota una madurez en consecuencia con una evolución magistral.
Lo Peor: Las canciones, y el engendro perpetrador de las "voces de ultratumba" de The Great Gods.
El Momento: Residents in the Wonderland.
DDBSpawn
Reseña extaida de: http://www.bsospirit.com/comentarios/kamikakushi.php
2 comentarios:
Part 1 is not work. can you re-up please ?
Part 1 is Error 404. Please re-up...
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