Han tenido que pasar casi 30 años para que George Lucas vea culminado el sueño de finalizar lo que comenzara como una arriesgada apuesta allá por 1977. La hexalogía de Star Wars llega a su fin. La narración de los hechos que desembocan en el mítico Episode IV: A New Hope culmina de forma espectacular, según el propio Lucas, en esta Revenge of the Sith. Una vez más (y si los hados así lo quieren, la última) encontramos a John Williams volviendo al universo que lo elevó a lo más alto de la música de cine con la trilogía original.
Si ha habido una característica común a esta nueva trilogía que la ha diferenciado de la original ha sido sin duda la desgana con la que Lucas la ha afrontado. Aunque todavía no hemos podido asistir al mega-espectáculo que el director ha prometido para esta última parte, casi se podría afirmar que por muy bien que esté, nada arregla ya el entuerto provocado por The Phantom Menace y Attack of the Clones: son cintas vacías, demasiado largas para lo que pretenden contar, episódicas hasta la saciedad y con unos diálogos que rayan en lo absurdo. Y la música no es ajena a esta desidia: el Williams que todos llegamos a adorar con la tres primeras partes (y al que personalmente sigo con la misma ilusión en cada nuevo trabajo) parece haberse desvanecido en el aire, y de la maestría musical que demostrara con The Empire Strikes Back o The Return of the Jedi sólo quedan retazos inconexos.
El esquema seguido por el compositor en las tres partes que conforman esta nueva trilogía se mantiene en esta última parte: un gran tema central, alma de la cinta, y un cuerpo musical que lo rodea y que, aun siendo marca de la casa, revela un cansancio y repetición de formulas llevadas al extremo, impropias de Williams. En The Phantom Menace ese tema era el Duel of Fates, impresionante tema coral que definía a la perfección la lucha de los Jedi contra Darth Maul y del bien contra el mal por extensión. El resto de aquél primer y esperadísimo score lidiaba con mayor o menor fortuna con el material visual al que servía de base, y la sensación final era la de una banda sonora demasiado ruidosa y de una presencia que por constante terminaba resultando cansina. Para Attack of the Clones, Williams demuestra su genio en Across the Stars, un bellísimo tema de amor con una tremenda carga dramática que se ciñe a la perfección a la desaprovechada historia entre Anakin y Padme. En esta segunda entrega se hacía aún más evidente que toda la banda sonora quedaba al servicio del tema principal, hecho que, añadido a la lamentable edición que se hizo del score en el montaje final de la cinta (con cortes sacados de The Phantom Menace y remontados para la ocasión) terminaba por agotar la paciencia del más pintado.
Y llegamos a Revenge of the Sith. Y el esquema se vuelve a repetir: tenemos por un lado el Battle of the Heroes, tema estrella de la cinta usado para acompañar a la decisiva batalla que librarán Obi Wan y Anakin. Grandilocuente pero frío, espectacularmente vacío y demasiado artificioso son algunos de los calificativos que se podrían aplicar a dicho tema; sí, suena a Williams, pero parece que el compositor no encuentra ya la inspiración donde otrora la hallara y lo que tenía que haber sido uno de los temas cumbres de la saga galáctica se queda en agua de borrajas. Contando con dos encarnaciones en la edición en compacto, la segunda de ellas, Anakin vs. Obi Wan, reutiliza el tema de Vader compuesto para The Empire Strikes Back, resultando a la postre demasiado obvio.
Por la otra parte encontramos el resto de la partitura en la que se engarzan temas provenientes del resto de las cintas de la saga con un tema original destinado al personaje del General Grievous. Así, encontramos vestigios del citado tema de Vader en Anakin vs. Obi Wan; del Across the Stars en Anakin's Dream o del Qui-Gon's Funeral en The Birth of the Twins and Padme's Destiny. Pero el ejemplo más flagrante de reutilización de material es el que encontramos en los créditos finales: estos arrancan con el Leia's Theme para pasar al tema de Luke y posteriormente al de la fuerza, desde este último arranca la famosa fanfarria y lo que sigue a partir de ahí es totalmente incomprensible; una secuencia musical que retoma el Leia's Theme para pasar al Battle of the Heroes y después al Throne Room (el tema final del Episode IV) y enganchar con la suite que Charles Gerdhart arreglara años ha sobre material de la primera parte; en total 13 minutos que resumen a la perfección la desgana y poca ilusión con la que Williams cierra la saga que le convirtió en el compositor más conocido del mundo, pero eso fue hace mucho, mucho tiempo...
Lo mejor: Que por fin Williams podrá dedicarse a otras cosas más interesantes.
Lo peor: La descarada re-utilización de material proveniente del resto de la saga.Si ha habido una característica común a esta nueva trilogía que la ha diferenciado de la original ha sido sin duda la desgana con la que Lucas la ha afrontado. Aunque todavía no hemos podido asistir al mega-espectáculo que el director ha prometido para esta última parte, casi se podría afirmar que por muy bien que esté, nada arregla ya el entuerto provocado por The Phantom Menace y Attack of the Clones: son cintas vacías, demasiado largas para lo que pretenden contar, episódicas hasta la saciedad y con unos diálogos que rayan en lo absurdo. Y la música no es ajena a esta desidia: el Williams que todos llegamos a adorar con la tres primeras partes (y al que personalmente sigo con la misma ilusión en cada nuevo trabajo) parece haberse desvanecido en el aire, y de la maestría musical que demostrara con The Empire Strikes Back o The Return of the Jedi sólo quedan retazos inconexos.
El esquema seguido por el compositor en las tres partes que conforman esta nueva trilogía se mantiene en esta última parte: un gran tema central, alma de la cinta, y un cuerpo musical que lo rodea y que, aun siendo marca de la casa, revela un cansancio y repetición de formulas llevadas al extremo, impropias de Williams. En The Phantom Menace ese tema era el Duel of Fates, impresionante tema coral que definía a la perfección la lucha de los Jedi contra Darth Maul y del bien contra el mal por extensión. El resto de aquél primer y esperadísimo score lidiaba con mayor o menor fortuna con el material visual al que servía de base, y la sensación final era la de una banda sonora demasiado ruidosa y de una presencia que por constante terminaba resultando cansina. Para Attack of the Clones, Williams demuestra su genio en Across the Stars, un bellísimo tema de amor con una tremenda carga dramática que se ciñe a la perfección a la desaprovechada historia entre Anakin y Padme. En esta segunda entrega se hacía aún más evidente que toda la banda sonora quedaba al servicio del tema principal, hecho que, añadido a la lamentable edición que se hizo del score en el montaje final de la cinta (con cortes sacados de The Phantom Menace y remontados para la ocasión) terminaba por agotar la paciencia del más pintado.
Y llegamos a Revenge of the Sith. Y el esquema se vuelve a repetir: tenemos por un lado el Battle of the Heroes, tema estrella de la cinta usado para acompañar a la decisiva batalla que librarán Obi Wan y Anakin. Grandilocuente pero frío, espectacularmente vacío y demasiado artificioso son algunos de los calificativos que se podrían aplicar a dicho tema; sí, suena a Williams, pero parece que el compositor no encuentra ya la inspiración donde otrora la hallara y lo que tenía que haber sido uno de los temas cumbres de la saga galáctica se queda en agua de borrajas. Contando con dos encarnaciones en la edición en compacto, la segunda de ellas, Anakin vs. Obi Wan, reutiliza el tema de Vader compuesto para The Empire Strikes Back, resultando a la postre demasiado obvio.
Por la otra parte encontramos el resto de la partitura en la que se engarzan temas provenientes del resto de las cintas de la saga con un tema original destinado al personaje del General Grievous. Así, encontramos vestigios del citado tema de Vader en Anakin vs. Obi Wan; del Across the Stars en Anakin's Dream o del Qui-Gon's Funeral en The Birth of the Twins and Padme's Destiny. Pero el ejemplo más flagrante de reutilización de material es el que encontramos en los créditos finales: estos arrancan con el Leia's Theme para pasar al tema de Luke y posteriormente al de la fuerza, desde este último arranca la famosa fanfarria y lo que sigue a partir de ahí es totalmente incomprensible; una secuencia musical que retoma el Leia's Theme para pasar al Battle of the Heroes y después al Throne Room (el tema final del Episode IV) y enganchar con la suite que Charles Gerdhart arreglara años ha sobre material de la primera parte; en total 13 minutos que resumen a la perfección la desgana y poca ilusión con la que Williams cierra la saga que le convirtió en el compositor más conocido del mundo, pero eso fue hace mucho, mucho tiempo...
Lo mejor: Que por fin Williams podrá dedicarse a otras cosas más interesantes.
El track: Aunque no sea ni la sombra del Duel of Fates, el tema Battle of the Heroes.
Reseña extraida de: http://www.cineybso.com/
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